La sobrepoblación por metro cuadrado de tierra no es suficiente, también nos ha dado por sobrepoblar el centímetro cuadrado de ofertas editoriales. Claro, como somos un país de lectores...
Y es que si tan sólo éstas fueran novedosas y de calidad, uno podría salir en su defensa, pero no, en nuestra querida república bananera el requisito es que las revistas y los suplementos sean todo menos dignos de leerse. Ha de ser que los empresarios ya no saben ni cómo sacarle tres pesos más a los anunciantes.
Para muestra tenemos hoy el suplemento semanal Shock, encartado cada jueves en el diario Excélsior, dirigido a "jóvenes" y que nos parece un descarado despilfarro de tinta y papel.
¿Por qué? Porque el "nuevo" Excélsior se lanzó al ruedo mediático bajo el lema: "Cambiemos el discurso", pero hasta ahora eso se ha quedado en puras intenciones. Tibieza de la que este suplemento tampoco se salva. La filosofía "lo iremos corrigiendo sobre la marcha", tan mexican curious, permea cada una de sus páginas. Contenidos de chile, mole y pozole –disfrazados de temas de interés general– saben a una imperdonable falta de línea editorial. Mejunje malhabido de Primera Fila, Chilango y DF, sus más obvias influencias, a Shock –vía sus editores, claro– le falta decidir si le habla a los adolescentes, a los universitarios, a los adultos jóvenes o a los tres, y en una de esas hasta al adulto contemporáneo en busca de sus años punzantes o con ganas de hacerse el cool-tural. Porque, para no perder la prejuiciosa costumbre, este suplemento le habla a una clase poco más que media. (Qué necedad creer que en este país todos somos ricos, fresas, ñoños y ávidos de más de lo mismo) ¿O de qué otra forma se explican sus páginas de catálogo, ejem, novedadespara un life style muy chic? Y a ello hay que sumarle los datos inútiles (de diccionario básico Larousse), artículos deficientemente escritos y vistos ya hasta la saciedad ("El centro revivió", ¡¿les cae?!), recomendaciones para "circular" de medio pelo y notas ni por error novedosas. En una época donde la sobreinformación está al alcance de un click, SHOCK se traduce en una aberrante pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo.
Lo peor es creer que un diseño propositivo consiste en parecer catálogo de tipografías y usar plequitas a diestra y siniestra; combinado con fotos enoooormes por aquí y por allá. Lo peor es dar por hecho que en la Cd. De México el mundo gira alrededor de la Condechi, la Nácoles, la Roña y Polnaco.
Nuestro veredicto es que ambicionan, pero no se atreven a Proponer, así, con mayúscula. Para rematar, creer que hablarnos en plural y de tú es suficiente, es el peor de los derroches neuronales.
martes, septiembre 05, 2006
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